miércoles, 22 de octubre de 2008

para qué voy a tender la ropa, si está empezando a llover



Se ha montado en Sol un señor muy borracho
que cantaba alguna canción entre dientes.

Me levanté para que se sentara,
porque sabía que si el metro empezaba a moverse
se iba a caer de bruces al suelo.

Todos miraban. Yo también miraba como miraban.
Me daban ganas de preguntar en voz alta
cuantos de los que estábamos allí
no nos iríamos de farra en lugar
de a trabajar...

Quizá hubiese sido un razonamiento absurdo.
Pero es que no soporto que se juzgue a los demás
sin conocer la historia completa.

Hay días muy largos.
Otros un poquito menos.
Yo tengo que decidir algo.
Bueno... un par de cosas.
Y tendría que contar la historia desde el principio
para que nadie se precipite
haciendo juicios injustos.

miércoles, 8 de octubre de 2008

una también se pierde teniendo muy claro el camino a seguir

.

Cuéntame una historia, Silver

¿Qué historia?
La de lo que ocurrió después.
Eso depende.
¿De qué?
De cómo la cuente.

J. Winterson, La niña del faro.


Esta mañana
puse el café con una amargura
apenas perceptible
al paladar,
pero con reacciones tardías
en la expresión de mi cara.

Quizá si te fijas bien,
sobre las cejas,
junto a la marca de la varicela,
encontrarás una arruguita.

Pues eso es,
no más,
lo visible de cuanto me duele
sentirme herida.