viernes, 26 de septiembre de 2008

tengo cuatro mecheros rojos en el bolso, pero no me queda tabaco



hacía dos meses que
no conducía.
Me gustó acelerar un poquito
y bajar la ventanilla del todo.
Quiero dorarme los brazos,
y enterrar las ojeras bajo una encina.

Hacía dos meses que
no me emborrachaba con B.
No quiero estar tan lejos de ella,
y que pasen tantas cosas
entre reencuentro y reencuentro.
Me gusta que nunca me diga que no a la última,
y se siga pintando los ojos en el baño
aunque ya no quede nadie más en el bar.


hacía dos meses que
no me ponía muy triste
pensando: 'todo está cambiando demasiado'.
Aún me queda una semana
pero ya siento fatiga
pensando en maletas
y despedidas.

Es curioso que en Madrid
el equilibrio me marea,
y que en casa
no me permito la menor alteración.
Mis amigos, mi habitación.
Los sonidos,
el color de las tardes.
La madrugada,
con ese olor a panaderías.

Los puntos de referencia,
deben guarecerse en lugares seguros,
superficies estables.

Yo no me ato a un puente maleable
cuando se acerca una tormenta.

Siempre tuve claro
las manos a las que me podría agarrar
en plena apocalipsis.

a pesar de mis momentos raros
en los que merezco un bofetón
por chunga e impertinente.

jueves, 18 de septiembre de 2008

¿Alguien sabe cómo poner un anuncio por palabras?



siento que ya nadie es mi tipo,
y aquellos que podrían serlo,
están fuera de mi alcance,
por pura mitomanía.

tengo muchas palabras cursis
esperando para salir.
Podría escribir cartas de amor
lo suficientemente ridículas
para enganchar a cualquiera.

Soy buena suspirando
y sonriendo porque sí
en el vagón más triste del metro.

me gusta hacer regalos,
me gusta hacer fotos a unos ojos
a unas manos
a unos pies...

puedo sentir que todas las canciones
son nuestra canción.
Las que hablan de amor y las que no.

Puedo tener los ojos muy abiertos
y también cerrarlos.
Puedo flotar con facilidad.

Puedo perder la cabeza del todo.
Puedo dejar que me quieran infinito.
Puedo querer sin presiones ni asfixias.

Pero ya nadie es mi tipo.
O están fuera de mi alcance
por pura mitomanía.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

no te confíes, que todavía no es otoño del todo



me preguntan mucho
qué he venido a hacer aquí.

Y como una imbecil
intento dar alguna justificación 'lógica'.

Como si tuviera que hacerlo.

Yo es que simplemente me vine a vivir.
No persigo ninguna meta profesional extraordinaria
ni me vine por necesidad.

No entiendo a los que se empeñan
en quitarnos las ganas
a los que, por alguna razón incomprensible,
seguimos ilusionados con la vida.

Hay verdes muy verdes.
Tormentas de granizo
y caras conocidas por la latina.

Hay un vecino que toca el piano
y un local donde hacen la manicura.
Una whiskería,
dos bocas de metro,

y en el 2º C,
ahí vivo yo.

lunes, 1 de septiembre de 2008

6 meses en 4 cajas y 2 maletas


había un niño pequeño que lloraba y lloraba
que quería algo, decía..

'quiero algo mamá... yo quiero algo...'

la madre
con más paciencia que el santo job,
le decía:
'pero mi vida, ¿qué es lo que quieres?'

'No lo sé mamá,
pero quiero algo,
yo es que quiero algo,
no sé qué quiero,
pero algo'
y lloraba y lloraba...

Esa historia me la contaba mi madre muchas veces.

Acabo de mudarme.
Allí se quedó la estantería azul desnuda.
La ventana sin el humo de mi cigarro.
El sonido de los dados de mis vecinos.

La nueva casa aún no tiene forma.
Pero tiene un balcón por el que se cuelan las hojas
de un árbol muy alto.
Mañana pondré una planta
y el molinillo de colores
que compré esta mañana.

Estuve comiendo en un bar dominicano.
El camarero me dijo 'bienvenida'
cuando le hablé de mudanza.

Hay cosas que he hecho muchas veces
y me siguen costando tanto como al principio.

Hay otras que las hago por primera vez
y parece que las llevo haciendo toda mi vida.

El café portugués me lo sigue mandando mi madre.
En esta casa no hay relojes.
Así que me pasa un poco como en aquella cocina en Málaga.
El reloj parado a las 10 y 26.
Allí no pasaba nada si yo no quería.
Allí se paraba el mundo mirando por la ventana.

Aquí no voy a dejar que se me escape de las manos.
Tengo que empezar a ensayar el nuevo ritmo.
y no acelerar en las curvas más peligrosas.

De nuevo me propongo
hacerlo bien.
Es bonito tener la oportunidad
de empezar de nuevo en Madrid.