domingo, 27 de abril de 2008

las historias que se rompen, han estallado primero por dentro



para mi próxima vida,
quiero un corazón antiadherente
e inoxidable.

y quizá así no vuelva llorando en un taxi
de madrugada.

y puede que tampoco sufra este esperar,
este seguir esperando

señales

de una boca que me dé aliento
y me lo quite,

sin dejarme tirada en las cunetas.

viernes, 25 de abril de 2008

cuando salgo del trabajo, ya no me pongo el abrigo para volver a casa



Ella pasó por el quirófano a los 18
para subir dos tallas de sujetador.

Dice que su madre se enfadó tanto que le dijo cosas muy feas.
Pero ella tenía decidido que quería reconocerse
al mirarse en los espejos.

Ahora lleva grandes escotes
y mientras me pide unas caladas
me dice:
'sí, ya sé lo que estás pensando,
que soy una frívola.
Pero cielo,
te prometo que al físico de los demás no le doy importancia.
Incluso al mío, fíjate lo que te digo.
Parece una chorrada pero es cierto...
Ya no me obsesiona.
Ahora me siento guapa, y punto.
Eso no es malo, no crees?'

Claro que no es malo.
Al principio pensé que era una frívola,
tiene toda la razón.
Pero en seguida supe que no era cierto.

Me pregunto cuantas veces he dado por hecho ciertas cosas
que luego resultaron ser mentira.

Supongo que tantas
como veces dudé
aquello que estaba más que clarito.

Asusta un poco empezar a pensar mucho en alguien.
Pero por otro lado,
los latidos dan un ritmo distinto.

y comer, y sentarme
y vestir y ducharme
y cantar y reirme...
empiezan a ser ritos
extraordinariamente nuevos.

Parece una chorrada, pero es cierto.
Enamorarme ya no me obsesiona.
Además me siento guapa, y punto.
Eso no es tan malo, no crees?

sábado, 19 de abril de 2008

ésta es la entrada número 98, y no se me ocurre otro título



resulta curioso
sentirse repetida
en un mismo lugar.

mirar al fondo de la barra
y reconocerse en la chica
que pide fuego
pero no da conversación.

hay veces
en las que desearía estar tan cerca de alguien
que llego a atravesarlos con el pensamiento.

de una manera sistemática
me repito
que tal vez la historia
del revés se entienda mejor.

de esa misma forma
en la que leo los períodicos
o pongo en pie las películas
desde la escena final.

no recuerdo la última vez
que me fui a la cama llorando,
pero pudo ser el martes,
o ayer mismo.

Intento renacer cada mañana
y no arrastrar lo amargo que genero.

Intento retener lo verdadero,
lo que late de dentro afuera
y no rechina
ni golpea
ni malogra.

Pero no basta.
No suele bastar si llueve,
y ando despacio
pero llegando muy tarde.

Intento retener
y se me olvida que
tengo poca fuerza en las manos,

que soy mujer de muñecas estrechas.

sábado, 12 de abril de 2008

Si suena esta canción de Cat Power, me acuerdo de cosas bonitas



Tengo cronometrados todos los semáforos.
Puedo llegar al trabajo
en poco más de diez minutos.

Eso sí, voy sin aliento.
Con el tiempo pegado
a las suelas.
Eso me pasa por presumida
y REpintarme los ojos en el ascensor.


Cada mañana sonrío en mitad de la calle Caracas.
En el mismo portal,
a la misma hora.

Nos cruzamos en ese punto la primera vez,
y no hemos dejado de hacerlo.

Primero fue mirarnos.
Después reconocernos
con un 'otra vez tú' en las pupilas.
Ayer me lancé y le sonreí.
Esta mañana sonrió él primero.

Me gusta.

Tengo un amor perfecto,
que dura un instante
y se repite cada mañana
en una calle con el nombre de otra ciudad.

lunes, 7 de abril de 2008

y me echo a llorar como una niña a oscuras



Una vez me perdí en la feria,
tendría unos 6 años.

Le di la mano a un señor que no era mi padre.
Recuerdo que me miró y me di cuenta.
Entonces lo solté muy rápido,
como si me hubiese dado calambre.

Eso no se me olvida.
No se me olvida que me dio mucho miedo.
Mucho mucho.

Después me puse a llorar y a llorar
y en seguida me encontraron.

Fue un susto grande,
pero por entonces
todo se curaba con algodón de azucar.

Esa sensación ha vuelto a repetirse.
De hecho
se convirtió en una especie de maldición,
un hito cíclico en mi vida.

Sentirme así,
perdida en mitad de una gran feria,
con traje nuevo y mucho miedo.

... y querer aferrarme a una mano
y por error,
agarrarme a la de cualquiera.