domingo, 31 de enero de 2010

domingo para caminar



Jamás había visto una cosa igual. La tenía entre las manos y no lo podía creer.
Aunque separase los dedos, no se caía. Le acariciaba las yemas, le envolvía las muñecas, volvía al centro de la palma, latiendo. De gasa de seda a mouse de naranja. De piedrita brillante a jugo de rosas. De arena blanca, a soplo de aire. De agua, a calor de isla.

Jamás la tuvo tan cerca y seguía sin poderlo creer.
Le habían dado muchas pistas, y por fin lo tuvo claro.
La vida,
eso es.

miércoles, 27 de enero de 2010

es pronto para escribir una crónica, pero qué menos que un guiño de ojos




es extraordinario descubrir colores nuevos,
me compré un paraguas transparente para no perderme ninguno.

londres y yo acabamos de conocernos,
mi primera impresión es clara:
tenemos un carácter muy distinto.
pero a pesar de eso,
creo que vamos a llevarnos muy bien.

conseguí una habitación con dos ventanas,
dejé de fumar hace ocho días
y de momento,
no me siento ridícula con orejeras.

lunes, 11 de enero de 2010

me voy a vivir a londres el domingo, y no me sale ningún título cifrado



puse mis primeras lavadoras
a cinco minutos de una plaza mayor.
tenía a mi madre a 200km,
17 años,
y mucha sed.

me quedé 48 meses tomando el sol entre las piedras,
después me fui;
y me tocó la pena en una ciudad con mar.
y me volví a ir.
y después otra vez.
y fue entonces cuando llegué a madrid
y me enamoré.
me caló hasta los huesos...
y allí me enamoré otra vez
también hasta los huesos.

probablemente éste sea el peor texto que he escrito jamás.
intentaba decir que
hice muchas maletas
en mi vida
y aprendí a no acumular lo inútil.

intento explicar que
mientras tanto,
en todos estos años,
una ríe y llora de manera incontrolable,
y se reinventa más pequeña o más grande cada mañana,
descubrimos que se puede querer mucho,
que hay personas increíbles que para colmo, son tus amigos.
que tenemos sueños raros
desnudos por el supermercado.
que desgastamos suela, perdemos pendientes
compramos el pan y las naranjas,
pasamos frío
y tampoco es tan terrible...
descubrimos islas donde sentirse a salvo,
nos quitamos el miedo como quien se descalza,
decidimos seguir,
y con los ojos cerrados tiramos los dados:
doble o nada.
Vuelvo a ganar
y eso lo sabes tú mejor que nadie.