miércoles, 31 de diciembre de 2008

mis mejores deseos



a los incondicionales y a los nuevos,
por geniales y mágicos.

Feliz año
y el beso más grande del mundo

lunes, 22 de diciembre de 2008

no quiero volver a sentirme tan sola



Fotografía de J. Szabo.

En mi casa todo es muy blanco.
Mi calle también lo es.
Las sábanas,
el patio,
los tejados cuando amanece,
la luna,
las tormentas breves,

y el tiempo

el tiempo que estira
porque yo quiero.

me dejo la vida en los abrazos
y cada vez que me sueltan
aprieto los ojos,

no quiero que se escape
ni una gota
del amor que guardo.

Cuando decides irte,
e instalas tu vida a cientos de kilómetros
descubres súbitamente
todo aquello a lo que no quieres renunciar.

A lo bueno no,
a los buenos no

...
Ya le dije al pequeño E.
que el superpoder que elegía era el de
teletransportarme.
Para poder venir a abrazarlo y a contarle cuentos
antes de dormir.

Él me ha dicho que volar también nos serviría.
Siempre y cuando fuese muy muy rápido
para que al llegar,
él aún no se hubiera dormido.




domingo, 14 de diciembre de 2008

la Maga tiene mil caras, Oliveira también


en el bar bonito
había una perrita llamada Pepa,
que se enredaba entre las patas de la silla y mis pies.
Tenía manchas marrones circulares por todo el cuerpo.

Parecía asustada al principio,
al final se le pasó el miedo,
y se dejó acariciar.

Eso nos pasa a todos alguna vez.

En el metro se cuela gente con gorros preciosos.
También hay chicas con orejeras de colores.
Yo tengo unas en casa,
rosas,
de cuando era pequeña.
Me las trajo mi tía de Suiza
y a mí me pareció la cosa más extraordinaria del mundo.
Me las ponía para no escuchar a nadie.
Está claro que los sonidos se colaban,
y las voces
y las regañinas.
Pero a mí no me importaba.
Yo con las orejeras rosas no escuchaba nada y punto.

Anoche un chico de Nueva York
hablaba y hablaba del libro que estaba escribiendo.
De su país,
de su vida bohemia,
su beca para escribrir,
su habitación en San Bernardo.
A mí a veces no me cuelan ni un cuento,
y se me nota tanto en la cara
que sólo me falta ladrar.

Aunque también es cierto que a veces me los cuelan todos,
y juego a creer,
y sé que es mentira,
pero yo me lo creo.

Esta tarde empezó a nevar un poquito
tras la ventana del bar de Chueca.

Diez minutos antes había dicho entre carcajadas
que tenemos una vida asquerosa.
A veces yo también digo muchas tonterías,
y juego,
a creer y a descreérmelas.

martes, 9 de diciembre de 2008

ya me lo dijeron: 'madrid es como un beso'


Me hubiese gustado decir muchas más cosas,
que todavía queda gente sin mala sangre.
Gente clara y de frente.
De las que se emocionan con las luces bonitas,
las plazas de otro planeta
los pianos y las pistas.

Sé que ya las conocí hace tiempo.
Un par de siglos tal vez.
Por eso me resultó tan familiar
el brillo de sus ojos.

viernes, 5 de diciembre de 2008

hay quien me encuentra buscando a otra



hoy salí de trabajar con la nueva enfermera.
Fuimos juntas en el metro y no paraba de hablar de su boda.
Incluso me puso en el iPod la canción que bailará con su chico en mitad del salón.
Tenía que poner atención a la letra
porque sabía que después iba a preguntarme.
Es de ese tipo de personas que te examinan
para ver si las escuchas.

Y yo no podía concentrarme.
Lo único que hacía era pensar que me había dejado las gafas sobre el lavabo
y que hasta mañana por la tarde no iba a poder leer sin marearme.

Esta mañana me encontré por la Calle Carretas
a un antiguo compañero de trabajo.
Me hace ilusión volver a verlo.
Recordé cigarros a escondidas de mi jefe.
Al que por cierto (me ha dicho),
han despedido.

Qué cosas...

Mañana celebro una fiesta en mi casa.
Por la mañana tengo que comprar flores,
y sé que me voy a sentir un poco Mrs Dalloway.
Eso requiere una explicación larga.
Pero ya me estoy mareando,
mejor lo dejo para otro día que tenga gafas,
y ganas, y letras, y maneras bastantes para combinarlas.

Por cierto,
hoy volví a escuchar los latidos de un bebé
junto a la sala de ecografías.

Me tengo que quedar con los brillitos.
Hay veces que el mundo es demasiado mate.