tres puntos de luz diferentes en el dormitorio.
una caja de madera roja llena de libros.
una silla que arreglar.
semillas que sembrar.
paredes blancas que tiemblan.
era literario venir a madrid
sobrevivir
pagar facturas
tener unas llaves que abren y cierran
que muestran y esconden
que encierran y dejan libre.
no vienes conmigo en el autobús
ni sonríes a las señoras en el trabajo.
no cruzas la calle despacio
leyendo rótulos desgastados
de pequeños negocios de barrio,
buscando palabras, señales, excusas...
recuerdo las canciones que sonaban
las que me hicieron creer que las chicas más tristes
tenían las mejores historias.
era literario llorar y no llorar
fumar y no fumar
amar y no amar.
escribir.
escribir siempre será muy literario.