lunes, 3 de marzo de 2008

hacer cosas sola unas veces me gusta mucho, pero otras no


El bar era uno de esos lugares que llegan a ser especiales por no tener nada especial. Comía sola en Madrid por primera vez en mi vida, y estaba algo triste, pero lo justo, no más, y de esa forma tranquilizadora que existe de añorar, porque sabía que tenía a quien echar de menos. Hay quien no lo tiene. Sin embargo, no dejaba de sentir esa emoción tan viva, que no da opción a la derrota.

Hubo un limpiabotas que llegó al bar y se dirigió a una mesa con cartel de RESERVADO. La camarera le dio los buenos días mientras le servía una copa de vino, y él decía algo sobre 'la prisa', sobre 'el lejos', sobre el 'hace mucho tiempo'. Llevaba unos zapatos muy bonitos. Yo comía despacio. No tenía nada que hacer después, y pensaba que nunca me gustó la gente que pagaba para que otro le limpiara de rodillas los zapatos. Pero ver limpiabotas me recuerda que estoy aquí, tan cerca, con ella, y con ella, y con él... no sé, ellos sí saben, o como poco intuyen...

Conseguí una habitación con una ventana muy grande. Es cierto lo que me dijeron, para empezar se necesita luz. Y yo aquí he venido a crecer y alimentarme de cosas buenas. Camino mucho, sin ir a ningún lado. Hay una plaza aquí al lado, con sol, y niños. Hay fruterías de barrio, y una tienda de botones de hace un siglo, que huele a costura de abuelas, a retales de Madrid.

Hoy una niña leía a su abuela un cuento, en el metro: Todos en el vagón la escuchábamos. Llevaba los zapatos verdes de charol, y una cinta blanca en el pelo. El cuento trataba de un elefante que soñaba con vivir en una casa de cristal. Pero se rompía, siempre se rompía... Pensé que yo no quiero que se quiebre el suelo, y quizá por eso camine a pasitos. Me pasé la parada. Pero es que tenía que escuchar el final...

28 comentarios:

mgab. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
mgab. dijo...

imposible no verlos esos zapatitos verdes de charol... es que casi veo a la niña, y hasta podría escuchar el temblor quebradizo de la casa de cristal donde quiere habitar el elefante...

este cuento-no cuento es precioso.

¿y por qué no le sugerimos al elefante que su casa sea de vidrio en lugar de cristal? a ver si así, andando con cuidado...

carmen dijo...

Hay que estar sola de vez en cuando. Es peor cuando estás con quién sea con tal de no estar sola, esas veces en que si lo piensas, estás muuy sola.
Ese café?

Carol Blenk dijo...

Ohhh, qué bien que estarás en Madrid, ya verás... En el Retiro se puede pensar muy bien mientras paseas o te quedas embobada mirando a la gente. Qué bien lo has descrito, no me ha costado nada imaginarte en el metro :-)
Me alegro de ese buen principio, mucha suerte, guapa, que bien que te la mereces.
Muacks!

PD: Seguimos tu crónica desde la capital, eh?

Pi dijo...

Ayyy, esa magia de Madrid, qué bueno que la descubras con tu manera tan linda de ver las cosas. Esas tiendas de botones. Spérate a que decubras la de guantes de la calle que no recuerdo su nombre y que está pegadita a Sol, y las de cuerdas para hacer macramé en la calle Toledo. MAdrid huele en otoño y en primavera. Y ese cielo, esos atardeceres desde la plaza de oriente,y esos vencejos que se enloquecen en primavera. Me has hecho sentir nostalgia. Mucha. Un abrazo. Cuídate. Y sé muy feliz.

Marcos Loopez dijo...

genial saber de ti...por fin!!! todo bien además si si si mucha luz siempre
que envidiaaaaaaaaaa jejejej
flexo aerostar

Juan dijo...

¡Bienvenida al infierno!

eMe dijo...

...solo tú podías describir asía tus primeros días en la capi...pásate muchas paradas!!!!
...un beso enorme guapa

Capitán Alatriste dijo...

Que bonitos tus primeros pasos en Madrid. Y que tierno eso de pasarse la parada para escuchar el final. O de comer sin prisas. Recuerda bien esas cosas y trata de vivir sin renunciar a ellas.

Besos y mis mejores deseos.

begusa dijo...

a veces puede ser tan aterradoramente interesante pasarse la parada... mmm...
salu2

Ahmir dijo...

ya me he pasado yo varias paradas tratando de alcanzar el final del cuento, anda ponte los zapatos verdes y cuentanos qué pasó con el paquidermo...



[>] Girl you move me - Cane & Able

... dijo...

de todo lo que te he leído esto es lo mejor...precioso, perfecto. Parece que ya se notan los efectos de tus pasitos!!!

Nunca conseguí ver un madrid como el tuyo...grandes ojos pequeños pasos...

un beso de esos de abuela que suenan y resuenan

Anónimo dijo...

bueno y cómo termina el cuento?

R. Bullón Acebes dijo...

Oye, oye, que en el lago del Palacio de Cristal viven tortuguitas y si esperas paciente y en silencio las ves salir a tomar el sol.

Madrid es bonita en los detalles, en los pasitos pequeños

claradriel dijo...

Ai, niña, cuánta esperanza me inunda, y, sin embargo, me dan ganas de llora.

Creo que es el alivio de la vida.

manuel_h dijo...

suerte en madrid, sola y en compañía!

thirthe dijo...

que no se nos quiebre el suelo, al menos eso, verdad?

(te imagino pasándote de parada:-)))

Isabel dijo...

¿Pero todavía no se ha dado cuenta Madrid que has llegado?Claro, tantos pasitos enanos,eso es; pero pasito a pasito vas a llegar muy lejos,amiga. ;-)
Has abierto la ventana de par en par y nos ha llegado una luz inmensa a todos...Eres tan necesaria.Un fuerte abrazo y mucha ilusión.

Fernando García-Lima dijo...

Me encanta ese rincón de Madrid...

Sigo mandándote mucha suerte!!

Besos

Paola Vaggio dijo...

Me gusta lo de las fruterías y la plaza con niños. Es buena señal! los niños en madrid van vestidos diferentes, con zapatos de charol y cintas en el pelo. Y medias!!
El palacio de cristal es la casa de ese elefante. La has encontrado, ve a decírselo a la niña. Un beso y mucha suerte en tu nueva "Susurros".

Gwynette dijo...

..y ese final, por Diossss !!!!! o_O

Petonets

Carmen dijo...

Jin son esas niñas que las abuelas ponen guapas para pasar el domingo en el Retiro :) el cuento tiene otro final, que os lo cuento abajo del todo :) muchas gracias por tus palabras dulces, siempre. Un beso grande.

robasueños :) esas cervezas, jaja... lo pasé muy bien, ya te lo diré por otro canal :) gracias por la tarde-noche guapa. Un beso

Carol Blenk sí, en el Retiro se puede dormir, comer, reír, soñar, besar... y sí, pensar y soñar muy bien :) las crónicas que me monto en la cabeza muchas veces os pertenecen. Me abristeis tan bien el apetito de Madrid!! ;) muchas gracias por todo, eres un sol. Y a ver para cuando una escapada, y nos enseñamos rincones de la ciudad. Sigo sin aprender a bailar el chotis, pero... dame tiempo jajaja Un besazo preciosa.

Carmen dijo...

Pi ohhhhh una tienda de guantes! esa tengo que encontrarla, Pi! ;) serías una buena guía de rincones exquisitos, eh? Gracias por tus palabras y tus buenos deseos. Yo estoy poniendo todo de mi parte para cuidarme, y para ser feliz. Lo mejor para ti también, bonita

AEROSTAR jajaja aysss a ver cuando venís! a ver cuando esa quedada o ese festival! jajaja sabes? estuve el viernes en una fiesta (Plasti de pop) en el 8 y 1/2, me acordé mucho de vosotros :) un besazo guapo!

JUAN jajaja no tiene tantas cosas malas este infierno :)

Carmen dijo...

eMe :) ayssss a ver si termino de ubicarme niña, y me centro, y escribo un poquito más, y la radio, y... aysssss pero sé que lo entiendes. Ya os digo, a ver para cuando la quedada.... sería genial, Madrid&Amateurs qué pasada... un besazo princesa.

Capitán Alatriste Gracias :) intentaré no olvidar nada de nada, de estos primeros rituales mágicos :) Un besito, y gracias de nuevo.

begusa eso es... pasarse de parada, con o sin motivo, a ver qué me encuentro :) un besote

Ahmir el final del cuentito, al final de todo... que se ve que todos sois unos curiosos ;) un besazo

Carmen dijo...

A TÚA NENA ohhhh muchas gracias, bonita. Madrid hay que comérselo a cachitos, mordisquitos muy pequeños, o te ahoga... creo que voy bien a este ritmo, siento que sí... muchas gracias por lo que me dices, un besazo de niña pequeña, de los que huelen a galleta.

aylén abajo encontrarás el final, bonita ;) un besazo!

rkl sí, sí... hay familias de tortugas, de todos los tamaños. Las vi, las fotografié... me encanta. Madrid, sí... la mastico despacio, para no perderme el matiz de ningún sabor :) un beso

claradriel que crezcan flores de azalea al sol, y la ciudad me enseñe sus tejados compartiendo un café contigo... es la vida, esa vida que yo quiero. Tenemos un cine pendiente, y mil cosas más :) un besazo, mi niña.

Carmen dijo...

manuel_h gracias, sinceramente. Un beso

thirthe qué menos, eh?sólo que tiemble un poco, serán los latidos de nuestra existencia. Un besazo guapa

Isabel ayssss qué bonito lo que me dices. Ojalá pudiera enseñar todo eso que me eriza la piel, que me provoca el suspiro, y hace que levite por la calle, sin tropezar, sin caer de golpe. Un beso inmenso, un abrazo guapa

FER a mí también. Inmensamente agradecida guapo. Un besazo

Carmen dijo...

memoria sí!!! los niños de Madrid salen a pasear muy guapos por el retiro. Sí... :) Ohhhh claro, la casa del elefante! ;) tengo el final del cuento. Os lo muestro abajo del todo, ya verás... Muchas gracias bonita, ohhhh una 'susurros'... sí ;) un besazo!

Gwynette y ahora sí, el final del cuento aquí abajo jeje un besazo

Carmen dijo...

LO QUE PUEDO RECORDAR DEL CUENTO DEL ELEFANTE (nada comparable con
el de aquella niña, sorry):

Resulta que nuestro amigo el elefante estaba cansado de construirse casas de cristal, para acabar rompiéndolas a cada paso. Empleaba mucho tiempo, y mucho esfuerzo, para nada. Andaba medio triste por la vida. Cansado.
La última vez que se quebró su sueño, acabó tirado en el suelo, con heridas de dentro y de fuera. Fue cuando conoció a Hormiga, una chica menuda, y nerviosa, que pretendía construirse una fortaleza, un lugar seguro en el que no tuviera que temer los pasos gigantes... quería una casa de muros de acero.
- ¿Y para qué quieres una casa de cristal? ¿estás loco? podrán verte desde fuera, y lo que es peor, podrán hacerte daño!! Por no hablar de la inseguridad... Esa casa no aguanta golpes, se caería a la primera...
- ¿Crees que no lo sé? Estoy cansado de verlas destrozadas... siempre se rompen y yo me quedo sin esperanza. Soy un animal enorme, mis movimientos son torpes... es terrible. Ojalá fuese pequeño, como tú. Podría vivir en una casa de cristal, y sería el más dichoso del mundo.
- ¿Pequeño como yo? ¡Estás loco! No puedes imaginar lo estresante que es vivir de este modo. Siempre vigilante. Mirando al cielo, sin sentirlo bonito, porque desde arriba puede llegar el pisotón que acabe conmigo! Ojalá fuera grande, como tú... tan fuerte... Por eso quiero construirme una casa de acero. Para que no me ocurra nada malo. Yo sólo quiero dejar de tener miedo...
- Ya, pero en esa casa ¡no podrás ver el cielo! ¿De qué te servirá estar a salvo, si no tendrás nada más?
- Y a ti... ¿de qué te servirá ver el cielo, si no estarás a salvo?

Los dos sonrieron. Sabían que sin querer tomar la misma dirección, habían llegado a un punto crucial en el camino. Sabían que debían aprender mucho el uno de la otra y viceversa. Sabían que quizá debían construirse el sueño mano a mano.
Les quedó preciosa la casa, de cimientos fuertes y muros de cristal.