sábado, 22 de noviembre de 2008
domingo, 9 de noviembre de 2008
recoger tempestades
sábado, 1 de noviembre de 2008
ayer compré una cajita de cristal en una tienda de cosas viejas, para no guardar demasiado, y ser consciente de lo que tengo

he cambiado de sitio los muebles del salón.
Ahora la mesa está junto a la ventana,
y puedo comer mirando la calle.
Y escribir, mientras se mueven los árboles
y parpadean las primeras luces de navidad en un pequeño bar de abajo.
Decidí quedarme con lo que tengo,
y no pienso en una renuncia cobarde,
sino en una apuesta sincera
a la vida que empiezo a construir.
Los cimientos están.
Pero apenas levanté un par de muros.
Así que muchas madrugadas se cuela el frío
y me hielo,
y tengo que acurrucarme en una esquinita,
pensando el modo en el que pueda sentirme a salvo
sin traicionarme.
La parte buena está
en que me siento a tiempo...
Es justo el momento de hacerse la gigante
y creérselo,
de puntillas y tan segura,
cruzando de noche la Gran Vía.
miércoles, 22 de octubre de 2008
para qué voy a tender la ropa, si está empezando a llover

Se ha montado en Sol un señor muy borracho
que cantaba alguna canción entre dientes.
Me levanté para que se sentara,
porque sabía que si el metro empezaba a moverse
se iba a caer de bruces al suelo.
Todos miraban. Yo también miraba como miraban.
Me daban ganas de preguntar en voz alta
cuantos de los que estábamos allí
no nos iríamos de farra en lugar
de a trabajar...
Quizá hubiese sido un razonamiento absurdo.
Pero es que no soporto que se juzgue a los demás
sin conocer la historia completa.
Hay días muy largos.
Otros un poquito menos.
Yo tengo que decidir algo.
Bueno... un par de cosas.
Y tendría que contar la historia desde el principio
para que nadie se precipite
haciendo juicios injustos.
miércoles, 8 de octubre de 2008
una también se pierde teniendo muy claro el camino a seguir
.
Cuéntame una historia, Silver
¿Qué historia?
La de lo que ocurrió después.
Eso depende.
¿De qué?
De cómo la cuente.
J. Winterson, La niña del faro.
Esta mañana
puse el café con una amargura
apenas perceptible
al paladar,
pero con reacciones tardías
en la expresión de mi cara.
Quizá si te fijas bien,
sobre las cejas,
junto a la marca de la varicela,
encontrarás una arruguita.
Pues eso es,
no más,
lo visible de cuanto me duele
sentirme herida.
Cuéntame una historia, Silver
¿Qué historia?
La de lo que ocurrió después.
Eso depende.
¿De qué?
De cómo la cuente.
J. Winterson, La niña del faro.
Esta mañana
puse el café con una amargura
apenas perceptible
al paladar,
pero con reacciones tardías
en la expresión de mi cara.
Quizá si te fijas bien,
sobre las cejas,
junto a la marca de la varicela,
encontrarás una arruguita.
Pues eso es,
no más,
lo visible de cuanto me duele
sentirme herida.
viernes, 26 de septiembre de 2008
tengo cuatro mecheros rojos en el bolso, pero no me queda tabaco
hacía dos meses que
no conducía.
Me gustó acelerar un poquito
y bajar la ventanilla del todo.
Quiero dorarme los brazos,
y enterrar las ojeras bajo una encina.
Hacía dos meses que
no me emborrachaba con B.
No quiero estar tan lejos de ella,
y que pasen tantas cosas
entre reencuentro y reencuentro.
Me gusta que nunca me diga que no a la última,
y se siga pintando los ojos en el baño
aunque ya no quede nadie más en el bar.
hacía dos meses que
no me ponía muy triste
pensando: 'todo está cambiando demasiado'.
Aún me queda una semana
pero ya siento fatiga
pensando en maletas
y despedidas.
Es curioso que en Madrid
el equilibrio me marea,
y que en casa
no me permito la menor alteración.
Mis amigos, mi habitación.
Los sonidos,
el color de las tardes.
La madrugada,
con ese olor a panaderías.
Los puntos de referencia,
deben guarecerse en lugares seguros,
superficies estables.
Yo no me ato a un puente maleable
cuando se acerca una tormenta.
Siempre tuve claro
las manos a las que me podría agarrar
en plena apocalipsis.
a pesar de mis momentos raros
en los que merezco un bofetón
por chunga e impertinente.
jueves, 18 de septiembre de 2008
¿Alguien sabe cómo poner un anuncio por palabras?
siento que ya nadie es mi tipo,
y aquellos que podrían serlo,
están fuera de mi alcance,
por pura mitomanía.
tengo muchas palabras cursis
esperando para salir.
Podría escribir cartas de amor
lo suficientemente ridículas
para enganchar a cualquiera.
Soy buena suspirando
y sonriendo porque sí
en el vagón más triste del metro.
me gusta hacer regalos,
me gusta hacer fotos a unos ojos
a unas manos
a unos pies...
puedo sentir que todas las canciones
son nuestra canción.
Las que hablan de amor y las que no.
Puedo tener los ojos muy abiertos
y también cerrarlos.
Puedo flotar con facilidad.
Puedo perder la cabeza del todo.
Puedo dejar que me quieran infinito.
Puedo querer sin presiones ni asfixias.
Pero ya nadie es mi tipo.
O están fuera de mi alcance
por pura mitomanía.
miércoles, 10 de septiembre de 2008
no te confíes, que todavía no es otoño del todo
me preguntan mucho
qué he venido a hacer aquí.
Y como una imbecil
intento dar alguna justificación 'lógica'.
Como si tuviera que hacerlo.
Yo es que simplemente me vine a vivir.
No persigo ninguna meta profesional extraordinaria
ni me vine por necesidad.
No entiendo a los que se empeñan
en quitarnos las ganas
a los que, por alguna razón incomprensible,
seguimos ilusionados con la vida.
Hay verdes muy verdes.
Tormentas de granizo
y caras conocidas por la latina.
Hay un vecino que toca el piano
y un local donde hacen la manicura.
Una whiskería,
dos bocas de metro,
y en el 2º C,
ahí vivo yo.
lunes, 1 de septiembre de 2008
6 meses en 4 cajas y 2 maletas
había un niño pequeño que lloraba y lloraba
que quería algo, decía..
'quiero algo mamá... yo quiero algo...'
la madre
con más paciencia que el santo job,
le decía:
'pero mi vida, ¿qué es lo que quieres?'
'No lo sé mamá,
pero quiero algo,
yo es que quiero algo,
no sé qué quiero,
pero algo'
y lloraba y lloraba...
Esa historia me la contaba mi madre muchas veces.
Acabo de mudarme.
Allí se quedó la estantería azul desnuda.
La ventana sin el humo de mi cigarro.
El sonido de los dados de mis vecinos.
La nueva casa aún no tiene forma.
Pero tiene un balcón por el que se cuelan las hojas
de un árbol muy alto.
Mañana pondré una planta
y el molinillo de colores
que compré esta mañana.
Estuve comiendo en un bar dominicano.
El camarero me dijo 'bienvenida'
cuando le hablé de mudanza.
Hay cosas que he hecho muchas veces
y me siguen costando tanto como al principio.
Hay otras que las hago por primera vez
y parece que las llevo haciendo toda mi vida.
El café portugués me lo sigue mandando mi madre.
En esta casa no hay relojes.
Así que me pasa un poco como en aquella cocina en Málaga.
El reloj parado a las 10 y 26.
Allí no pasaba nada si yo no quería.
Allí se paraba el mundo mirando por la ventana.
Aquí no voy a dejar que se me escape de las manos.
Tengo que empezar a ensayar el nuevo ritmo.
y no acelerar en las curvas más peligrosas.
De nuevo me propongo
hacerlo bien.
Es bonito tener la oportunidad
de empezar de nuevo en Madrid.
jueves, 21 de agosto de 2008
yo tampoco pude resistirme con la canción, detective
hay muchas cosas que yo no cuento.
Soy muy de secretos.
Algo de hielo se piensan,
qué tontos,
no sé dan cuenta que me derrito de un vistazo.
que no me vale cualquiera eso está claro.
un poco exquisita siempre fui.
no se trata de esconder.
porque aquello de lo que soy incapaz
por pequeña o por torpe.
es tan evidente...
lo puedes ver en mis manos,
o en la forma en la que miro
tras una copa.
hay tanto que quiero cambiar
que tengo la vida hecha una madeja enredada,
con nudos,
pero brillante.
A mí soñar no me agota nada.
Al contrario.
Me da una cuerda que no hay quien me pare.
las ganas que tengo de volver a verte.
A ti.
Y a ti también.
A ti sólo un ratito,
que luego tardo días en recuperarme.
De momento me sirven
los nombres bonitos de las calles,
y puedo llegar con los ojos cerrados
a los rincones en los que me perdí
llamándote a gritos.
sí,
hay muchas cosas que no sé hacer bien.
Dejar las cosas claras.
No romperme
cuando prenden la luz,
y me ven perdida.
sin reloj ni hipoteca.
está más que claro.
yo para eso no quiero crecer.
hay canciones que no paran de sonar,
una y otra vez,
hasta que no dan más de sí
y tengo que dejarlas descansar.
Recuperarse.
Envasarlas al vacío para que no pierdan el jugo.
Y vuelvan a hacerme sentir
y llorar,
de este modo infantil en el que se llora en pijama.
te echo de menos.
Sí, a tí,
Y a tí también.
Y a tí, sólo un poquito,
qué si no tardo días en recuperarme.
lunes, 4 de agosto de 2008
Aprendo nuevos nombres de las calles cuando se va sol
caminamos por la noche
mirando los edificios de madrid.
De día el calor es insoportable
y yo aún no pude cerrar por vacaciones.
Son paseos lúdico-productivos.
Voy a cambiar de casa
y ando buscando la nueva.
C. dice que me ve decidida.
Siento que si me estanco
me pudro,
y yo quiero sentirme renacer cada mañana.
--
En a penas unos días
me quedo del todo sola en la ciudad.
Da un poco de vértigo.
Tiene algo de experimento.
Pero quizá me venga bien
'no estar, no jugar o
jugar a otra cosa...'
Tengo que aprender.
Tengo que disfrutar.
Quiero hacer muchas de esas cosas
que se hacen
cuando una chica se queda sola en Madrid.
martes, 22 de julio de 2008
cuando pido canciones en los bares casi nunca me las ponen, y eso que soy habitual
pensaba
en lo rápido que se consumen algunos cigarros.
Escucho los dados.
Mis vecinos juegan cada noche.
No hablan,
sólo juegan, con la tele prendida de fondo.
También pensaba en cuanto me gusta
la gente que sabe muchas cosas,
aunque prefiero a los que saben un poquito menos
si las pueden contar mejor.
--
Yo no hablo mucho.
Soy algo inaccesible
cuando se trata de mi mundo.
Tampoco sé contar chistes.
Ni silbar.
Eso me da mucha rabia.
Sigo sin saber cocinar.
Aunque disfruto cortando en pedacitos
la cebolla,
los pimientos,
el tomate...
mi madre dice que
el secreto de una comida rica
está en el sofrito.
hablo mucho de mi madre.
Cada vez más.
Le doy la razón murmurando a solas,
cada vez que me queda rico el arroz
y huele bien desde la escalera.
Le doy la razón por otras cosas.
Pero ahora no vienen al caso.
--
Una de las mejores cosas del verano
es dormir con las ventanas abiertas.
Y andar descalza,
sí,
eso también.
No existe hilo
en este texto.
No hay argumento.
Como mi vida ahora.
Que parece una mera anécdota del contexto,
del escenario.
De mi Madrid.
... ays
a veces necesitaría alguna pista.
Qué me digan cómo se hace.
qué ganas de cambiar algunas cosas,
Las cortinas,
el color del pelo,
la marca de yogures.
El trabajo,
la casa...
no sé,
la dirección.
martes, 15 de julio de 2008
miércoles, 2 de julio de 2008
me conozco y me reconozco, y sin embargo, qué sorpresas me preparo cada día
'no dejes nada por hacer'
me dijo la chica con voz serena
y pelo rubio.
es hora de limpiar lámparas
y cristales,
mojarme la cara de agua helada,
comprar melón,
picar hielo para el té,
coser los rotos
y estrenarme por las mañanas.
hay sombra verde
de árboles muy altos
en la plaza.
Hay rosas naranjas,
y un edificio con toldos rojos
en cada balcón.
Hoy se besa
justo en la esquina
esa pareja que cada día discute
en plena calle,
de la manera más enérgica.
De madrugada
las sirenas,
el último cigarro,
escribir a solas junto a la ventana.
No vais a creerme si os digo,
que por un instante,
la calma en Madrid
tiene
olor a salitre.
domingo, 22 de junio de 2008
hoy no tengo mucho que decir, pero quiero escribir mientras me tomo el té helado

por las mañanas,
debo ser una especie de señal horaria
para el señor del kiosco,
la mujer que pide arrodillada en santa engracia
y el guardia de seguridad de Bankinter.
deben pensar: bien... ya es la una.
la una,
la sola.
Claro.
---
Intuition es una canción de Feist
que me hace llorar.
Y eso que ni siquiera la entiendo bien.
Me hace llorar.
Y ya está.
Luego me lavo la cara con agua fría,
y así me quito la calentura de las mejillas.
Después cierro un poquito los ojos...
Se quedan limpios,
fresquitos,
sin rimel, ni pena, ni nada.
---
Hoy una niña adivinó mi nombre
con sólo decirle la primera letra.
A mí me costó más.
Al séptimo intento.
Ella se alegró mucho por mí.
Porque lo conseguí.
Hace tiempo que no consigo nada,
he dejado de insistir,
demasiados intentos,
o quizá ya no veo las cosas como la pequeña.
Ella piensa que a la séptima,
sigue siendo un triunfo.
Lucía, se llamaba Lucía.
martes, 17 de junio de 2008
si lloran frente a mi, no me sale una palabra inteligente
cuando salí por la mañana
el sol me quemaba los hombros
y las sandalias rojas
a penas cubrían mis pies.
Cuando alguien regresa
sin haberse ido,
y te enseña todo lo que puede enseñar,
se vuelven ridículos
tus mensajes cifrados,
y ni parpadeas,
para que comprenda cuanto te gustaría decir,
y no te sale.
Vino más canija,
la niña de ojos grandes.
Tan linda y complicada como siempre.
Hubiera parado el reloj,
sólo un poquito.
Quien tuviera amigos como los de Momo...
Pero ambas tuvimos que irnos,
hasta otra.
Cada una con sus batallas,
no me lo regalan todo por las mañanas,
y sin embargo,
me repito una y otra vez
que estoy aquí
y no lo estoy haciendo mal.
Ella tampoco lo hace mal,
ojalá no se le olvide.
Me fui a trabajar con menos ganas que nunca,
y el lunes voló.
Llovía mucho de regreso a casa
y las sandalias rojas
a penas cubrían mis pies
el sol me quemaba los hombros
y las sandalias rojas
a penas cubrían mis pies.
Cuando alguien regresa
sin haberse ido,
y te enseña todo lo que puede enseñar,
se vuelven ridículos
tus mensajes cifrados,
y ni parpadeas,
para que comprenda cuanto te gustaría decir,
y no te sale.
Vino más canija,
la niña de ojos grandes.
Tan linda y complicada como siempre.
Hubiera parado el reloj,
sólo un poquito.
Quien tuviera amigos como los de Momo...
Pero ambas tuvimos que irnos,
hasta otra.
Cada una con sus batallas,
no me lo regalan todo por las mañanas,
y sin embargo,
me repito una y otra vez
que estoy aquí
y no lo estoy haciendo mal.
Ella tampoco lo hace mal,
ojalá no se le olvide.
Me fui a trabajar con menos ganas que nunca,
y el lunes voló.
Llovía mucho de regreso a casa
y las sandalias rojas
a penas cubrían mis pies
domingo, 8 de junio de 2008
vuelvo a escribir borracha y eso dijimos que era trampa

sigo viva, claro...
soy la que tropieza al bajar del metro
y se vuelve a casa a respirar por dos días.
la que se duele por dentro.
un poquito, eso sí.
no tanto como la última vez
Porque ahora
no me dañaron una vez querida,
sino desde las ganas que tenía de querer hasta cansarme.
sigo viva,
claro...
y con labios rojos.
lunes, 26 de mayo de 2008
me gustaría que mañana fuera domingo otra vez, hoy apenas me dio tiempo a asimilarlo
Esta tarde he ido a pintarme una taza.
Quería que fuera verde
con lunares de todos los colores.
Como no tengo muy buena mano para las artes plásticas
y mucho menos
paciencia para hacer las cosas bien,
no me ha salido ni un círculo decente,
y he tenido que arreglarlo poniéndoles patitas.
Así que al final
y después de mucho esfuerzo,
tengo una taza con tortugas.
...
D. ha regresado a su país hace dos días
pero a veces sigo escuchándola por casa.
...
Cuando desperté esta mañana
había tormenta.
En el cielo de Madrid
y en mi cabeza.
Me puse a limpiar,
es buena terapia.
Moví todos los muebles,
uno por uno.
Todo quedó perfecto.
Hemos regado la planta que tenemos en el salón,
y que la pobre,
anda sobreviviendo como puede.
N. se ha sentado en frente
y ha empezado a limpiar las hojas más vivas,
y a arrancar lo seco,
lo más feo.
Quería dejarla muy bonita.
Ella es la que más echa de menos a D.
Por eso lloraba
con cada hoja que limpiaba..
y es que
eran caricias,
abrazos,
que no pueden esperar hasta que D. vuelva.
jueves, 15 de mayo de 2008
llámame monotemática
las aceras de madrid
están llenas de zapatos.
Los veo cada mañana,
cada uno con su par,
ordenaditos.
Puedo imaginar a sus dueños.
Llegan tarde al trabajo
y por eso se descalzan aprisa:
para correr más.
esa gente guarda otro par en la oficina,
en el despacho,
en el taller,
en el almacén de la tienda de frutas.
yo guardo un par en mi taquilla.
Es la primera vez en mi vida que tengo una.
Es azul,
está en la parte de abajo
y no tiene llave
porque soy de las nuevas.
No pienso quedarme mucho tiempo,
sino fuera así,
ya le habría puesto alguna foto,
o hubiese forrado la puerta de color rojo.
O quizá no lo hago por eso,
para no quedarme mucho tiempo,
y seguir siendo de las nuevas,
de las que llega tarde
y piensa en pares de zapatos,
mientras saca los suyos
de una taquilla sin llave.
lunes, 5 de mayo de 2008
iba a empezar una dieta para engordar, pero acabo de decicir que no
a lo largo de mi vida
e inconscientemente,
me acerqué a los que me ofrecían sonrisas limpias,
intentando no rozar siquiera
la sombra de los que sonríen contaminados.
Puedo llegar a ser muy infantil
en los procesos mentales.
No logro profundizar demasiado.
Tampoco soy diestra en los grandes planteamientos,
ni mucho menos sentenciando momentos.
Hay gente que pone guindas al pastel
con cada punto y seguido.
Los temas de conversación suelen ser los mismos,
da igual con quien esté.
No paro de hablar de Madrid.
De los cambios.
De la adaptación.
De las relaciones,
de lo complicado que se ve todo los domingos por la tarde.
...
Hacía cuatro años que no veía a R.
Tuve que pensar en la que fui entonces.
Cuando acabábamos de llegar a aquella ciudad,
y aterrizábamos un poco en la vida,
Pagábamos nuestros primeros alquileres,
aunque vivíamos de una beca
que nos gastábamos en juerga
y en tomos sueltos de enciclopedia.
Compartimos muchos cafés y apuntes de historia del arte.
Luego,
nada más.
Ella recuerda cosas puntuales de mi vida.
Que cambié de carrera,
que me corté el pelo.
y después me mudé de aquella ciudad.
Yo recuerdo su letra, redondita,
el nombre extraño de su pueblo,
perdido en mitad de Las Hurdes,
y a un amigo suyo,
bastante guapo,
que había estudiado en un seminario,
pero al final, rectificó.
Topamos ayer,
curiosamente en un museo,
viendo una exposición de Art Nouveau,
aquí en Madrid.
Nos dijimos poco,
que ya se sabe que el factor sorpresa
nos ata la lengua,
pero me gustó verla.
Sonreirnos.
Que nos vaya bien.
Porque yo soñaba con esto que tengo ahora
cuando conocí a R.
A grandes rasgos, claro.
Quizá por entonces no era consciente de
lo importante de tomar decisiones.
Cada renuncia me hizo ganar.
Eso es algo de lo que me siento orgullosa.
Anoche llegué tan cansada a casa...
No paré ni un momento estos días.
Me daba la sensación
mientras caminaba,
que podía quedarme dormida antes de dar el siguiente paso.
Luego me di cuenta que
algunas veces me da miedo pensar
que me ocurra lo mismo
con cada paso en mi vida.
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