jueves, 2 de abril de 2009

puerta abierta





Hace años mandé un telegrama.
Lo hice sólo una vez.
Fueron cuatro palabras
y sé que no las voy a olvidar nunca.

Es curioso,
hay otras miles de millones
que ya no están por ninguna parte.

Se me dan bien los mensajes cifrados.
Me gusta hablar en clave.
Cuéntame un secreto,
que podré referirme a él sin frenarme
y nadie logrará descubrirlo jamás.
Ya verás...
Ponme a prueba.

Los árboles de mi calle
vuelven a tener hojas verdes.

'Hace tres años...',
'dentro de dos meses...'
No.
No quiero hablar del Tiempo esta noche.

Cuando me quedo sola,
me concentro en respirar,
en no atragantarme con todo cuanto me queda por decir.
Me miro las manos despacio.
Me muerdo los labios.
Pienso en la respuesta correcta.
La justa y la inversa.

Mis recuerdos me traen palabras de la mano.
Limpitas,
con carita de sueño.

Lo que dolió ya no duele
y en el camino
he ido descubriéndome a golpes.
Es ahora cuando lo entiendo todo mejor.

Puede que sea la única
de puertas hacia adentro.
No me importa.
Dejé abierto.

__
Es tarde.
Me espera Sebastian con su mejor traje.
Buenas noches.

viernes, 27 de marzo de 2009

ya son las 2 de la madrugada




no es que la vida se haya ido al garete,
no es por eso que me cuesta dormir.

Son los bichos.

Los bichos de muchas patas
que pueden recorrerte la espina dorsal
en menos de 3 segundos.

Los bichos son el miedo.
Y no siempre es al revés.

Descubro capa por capa
esa vida que hay debajo
de las otras vidas que me cubren.

Lo real
no siempre se palpa.
Por eso no tiene temperatura ni tacto.

Retrocedo.
Qué afán tonto
pretender recuperar lo ya perdido.

Así que miro de frente,
cambio las sábanas
y les doy un ultimátum a los bichos.

Que me dejen vivir tranquila.
No voy a cederles ni media baldosa de mi cuarto.
Mucho menos lo sensible,
palpable o no.

No sé como cerrar el texto.
Quizá como un sobre.
Saliva en el borde.
Listo.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Una lince


http://laslinces.blogspot.com/

A mí no me dice un obispo
que no puedo decidir.




miércoles, 11 de marzo de 2009

si tú te quedas, pero hay alguien que se va

como hace tiempo decicí que todo esto era un simple diario, me permito contar cosas así

Kikí de Montparnasse

Ese chico-hombre (edad indefinida)
de pelo largo con canas,
que lee el periódico
y echa monedas a los músicos en el metro,
es mi nuevo amor camino del trabajo.

Coincidimos en el ascensor de Callao,
bajamos juntos,
esperamos los tres minutos,
subimos al penúltimo vagón
y me pilla mirándolo unas cuatro o cinco veces
hasta que llegamos a Nuñez de Balboa
donde ambos nos bajamos.

Tiene pinta de profesor,
qué guapo es.
Debe pensar que soy una tarada.

--

Eso es lo más interesante que me ocurre en el día a día,
ahora que me ha dado por cuidarme,
ver pelis japonesas,
y aprender a cocinar.

Porque cuidarse implica no salir,
no beber cual energúmena,
y por tanto,
reducir mi vida social
de una manera considerable.

Estoy en fase bloqueo para algunas cosas.
Como para los libros.
Necesito uno que me agarre.
Los últimos fueron tan buenos
que dejaron el listón muy alto.

Mientras no lo encuentre
seguiré suspirando por mi amor clandestino
en los viajes de metro.

miércoles, 4 de marzo de 2009

alguien desde Caracas buscó hace 10 horas y 3 minutos 'Que nombre tiene la persona que MIENTE Siempre?' y entonces, llegó a mi blog




al abrir el armario cayó un plato
y llegaron los pedacitos al final del pasillo.

Estoy algo nerviosa estos días.
Sé que pasa algo malo
pero no me lo quieren contar
para no preocuparme.

Ojalá me equivoque.

Hoy he visto llorar a una mujer en el metro
mientras un señor tocaba el violín.
Era mediodía y llegábamos a Alonso Martinez.

En el trabajo no he tenido ganas de hablar,
y eso es difícil si te pagan por hacerlo.

No quiero que esté lloviendo
por la mañana.
Quiero que todo ande bien,
me de el aire en la cara,
y me quite este no se qué
que me apaga el espíritu.

miércoles, 25 de febrero de 2009

empezaron a poner mesas fuera en los bares de lavapiés




M. es la enfermera de coleta alta
que no para de comer.
Me ha dicho que está de 13 semanas
y 2 días.
Camina de otro modo
y mira más suave.

Cuando voy a trabajar por las mañanas
vuelvo a casa al medio día
y en el metro van muchos niños.

Siempre pensé que los niños de las ciudades
tienen algo de adultos
por viajar bajo tierra.

No digo que eso sea bueno ni malo.
Son las cosas que yo pienso.
Cada uno que interprete.

Como cuando hablo de amor,
que a veces parezco muy fría,
y otras me derrito a la de tres.
De esto ya he hablado muchas veces...

'Ya me darás la razón cuando te enamores de verdad'
me dicen constantemente si me muestro sarcástica.
Y a mí me dan ganas de decir
'Ya me darás la razón cuando de verdad te desenamores...'

En fin.
El amor siempre fue un tema muy recurrente,
eso no lo pongo en duda.

viernes, 13 de febrero de 2009

estoy de pelea con las letras, con las comas y las tildes



hace un año me bañaba en una playa del sur
porque necesitaba que me llamaran valiente.

a las dos semanas
ya me había despedido de todos
y me enamoraba de Madrid.

Han sido muchas voces,
muchos pares de ojos,
los que acabé por reconocer.
Algunos volaron.
Para siempre o de momento.
Otros acaban de llegar,
como yo,
a pesar del tiempo que ha pasado.

A veces Madrid parece una estación de enlace.
Hemos venido aquí,
para tomar otro tren
y largarnos a otro sitio.

El tiempo que transcurra entre uno y otro
depende de ti.

Despedirse es feo y bonito a la vez.
Es un abrazo que
siempre será más corto de lo que sueñas.
Y maldices,
y te dueles,
pero qué extraordinario
mirarse,
y los lazos que unen las muñecas
y los brindis por la buena fortuna.

Aún no acabó mi tiempo por aquí,
esta vez les tocó a ellos...
Qué extraño, quedarse.

Amaneció un sol como el de aquella mañana
en que me bañé en el mar de una playa del sur
porque necesitaba que me llamaran valiente.

miércoles, 11 de febrero de 2009

este bebé de mirada ancestral es Julio Cortázar

M. ya tiene dos años
y pronuncia todas las palabras
de un modo impronunciable.
Mi madre lo llama 'rey'.
A mí 'tesoro'.
Me gusta la gente que acaricia
con las palabras.

Extiende los brazos
y vuela por toda la casa.
No le asusta la oscuridad
ni los tropiezos.

Para él los golpes que duelen
son 'topes'.
para mí
los golpes de la vida
son baches.

Hoy alguien me dijo
que por muy hondo que caigas,
siempre se sale.

... Se sale siempre, cielo.

Y esto se lo escribo a quien se lo tengo que escribir,
porque es justo que lo haga
y que lo entienda.

miércoles, 4 de febrero de 2009

tengo ganas de largarme lejos, sin avisar, para volver cansada y feliz



sigo repitiéndome que tengo el control,
que aguanto porque quiero
que fumo porque me gusta
que los días duros, son pequeñas pruebas que superar.

la que fui hace algunos años
no hubiese reconocido a la chica que soy ahora.
Qué complicada, qué sufridora, qué pequeña era...

Me gusta pensar que la imagen que proyecto
hubiera sido para la que fui entonces
una sorpresa de las buenas.

miércoles, 28 de enero de 2009

para que no se me olvide

M. tiene 79 años
y una casita muy pequeña en Lavapiés.

Dice que le gusta el café
y la gente que escucha.

Se acuerda del mar
pero no lo ve desde los 13 años.
Fue cuando murieron sus padres
y la llevaron a un colegio de monjas
que le hacían llorar.

'Yo antes iba a la iglesia,
pero cada vez soy más descreída, la verdad.
Eso que cuentan los curas son tonterías.
El cielo y el infierno lo tenemos en Madrid...'

Ha trabajado mucho,
y cuando las cosas fueron muy mal
tuvo que dormir en la calle.
Se le empañan los ojos
y me dice que eso no es fácil de entender.

Estar sola en el mundo
y que nadie te ayude,
que nadie te salve...

Se ha comprado un sofá-cama
por si alguna vez encuentra a alguien dispuesto a vivir con ella.
Ofrece un techo
a cambio de compañía.

'Pasaron los años y no me casé,
y tampoco tuve hijos...'

A mí me repite
que me enamore de un buen hombre
con la cabeza bonita.

domingo, 25 de enero de 2009

no es un domingo más, o sí



Tengo dos verdades esta mañana:
Bajé a comprar naranjas en pijama
y no me queda mucho más que decir.

miércoles, 14 de enero de 2009

tengo atrasadas unas cuantas entradas, os hago un resumen



Vivir, cosa que tú no conoces porque es pudrirse,

vivir corrompiéndose importa mucho.
Un vivir seco: un vivir esencial.
C. Lispector.


Trabajar sirviendo café
me enseñó a mirar mucho
y a dar buenas propinas.

No se me caen los anillos.

Tengo una vida cualquiera
pero no dejo escapar los brillos extraordinarios.
Me gusta darme homenajes.
Claro.

¨¨¨¨¨¨¨¨

Hay pistas nuevas,
lo suficientemente palpables
para latir a buen ritmo.
Me dicen que las cosas van a cambiar muy pronto.
Yo me lo creo.
Pero asusta decir en voz alta los deseos
por si acaso estallan
antes de existir.


¨¨¨¨¨¨¨¨
Ayer
empezó a nevar tras los cristales.
La capilla del aeropuerto estaba cerrada con llave.
V. voló en un vuelo capicúa.
Se respiraba una cierta melancolía dulce
por la mañana.

domingo, 4 de enero de 2009

De veras, no dejo de hacer buenos propósitos



- Pero... ¿de qué tienes miedo?

a veces sobrecoge un poco
que los desconocidos te calen a primera vista.
Si me viera desde fuera
no pensaría de mí que soy una chica asustada.

Me pinto las uñas naranja-mandarina
y me aprieto el cinturon
para andar erguida y segura.

Fíjate en mis ojos,
no soy tan mala actriz.

Voy necesitando mi dosis de drama
o de corazón roto,
pero todo sigue estando
relativamente en su sitio.

El martes voy al aeropuerto a recoger a V.
Qué emoción que vengan a verme
desde otro país más frío.

he vuelto a tejer la bufanda del invierno pasado.
Es la bufanda interminable.
Ya mide casi dos metros
y es muy terapeútica.
Cuando las cosas me van mal
la deshago hasta la primera raya roja,
para empezar de nuevo,
de otro modo.

Hay que sanar desde la raíz,
eso está claro.

miércoles, 31 de diciembre de 2008

mis mejores deseos



a los incondicionales y a los nuevos,
por geniales y mágicos.

Feliz año
y el beso más grande del mundo

lunes, 22 de diciembre de 2008

no quiero volver a sentirme tan sola



Fotografía de J. Szabo.

En mi casa todo es muy blanco.
Mi calle también lo es.
Las sábanas,
el patio,
los tejados cuando amanece,
la luna,
las tormentas breves,

y el tiempo

el tiempo que estira
porque yo quiero.

me dejo la vida en los abrazos
y cada vez que me sueltan
aprieto los ojos,

no quiero que se escape
ni una gota
del amor que guardo.

Cuando decides irte,
e instalas tu vida a cientos de kilómetros
descubres súbitamente
todo aquello a lo que no quieres renunciar.

A lo bueno no,
a los buenos no

...
Ya le dije al pequeño E.
que el superpoder que elegía era el de
teletransportarme.
Para poder venir a abrazarlo y a contarle cuentos
antes de dormir.

Él me ha dicho que volar también nos serviría.
Siempre y cuando fuese muy muy rápido
para que al llegar,
él aún no se hubiera dormido.




domingo, 14 de diciembre de 2008

la Maga tiene mil caras, Oliveira también


en el bar bonito
había una perrita llamada Pepa,
que se enredaba entre las patas de la silla y mis pies.
Tenía manchas marrones circulares por todo el cuerpo.

Parecía asustada al principio,
al final se le pasó el miedo,
y se dejó acariciar.

Eso nos pasa a todos alguna vez.

En el metro se cuela gente con gorros preciosos.
También hay chicas con orejeras de colores.
Yo tengo unas en casa,
rosas,
de cuando era pequeña.
Me las trajo mi tía de Suiza
y a mí me pareció la cosa más extraordinaria del mundo.
Me las ponía para no escuchar a nadie.
Está claro que los sonidos se colaban,
y las voces
y las regañinas.
Pero a mí no me importaba.
Yo con las orejeras rosas no escuchaba nada y punto.

Anoche un chico de Nueva York
hablaba y hablaba del libro que estaba escribiendo.
De su país,
de su vida bohemia,
su beca para escribrir,
su habitación en San Bernardo.
A mí a veces no me cuelan ni un cuento,
y se me nota tanto en la cara
que sólo me falta ladrar.

Aunque también es cierto que a veces me los cuelan todos,
y juego a creer,
y sé que es mentira,
pero yo me lo creo.

Esta tarde empezó a nevar un poquito
tras la ventana del bar de Chueca.

Diez minutos antes había dicho entre carcajadas
que tenemos una vida asquerosa.
A veces yo también digo muchas tonterías,
y juego,
a creer y a descreérmelas.

martes, 9 de diciembre de 2008

ya me lo dijeron: 'madrid es como un beso'


Me hubiese gustado decir muchas más cosas,
que todavía queda gente sin mala sangre.
Gente clara y de frente.
De las que se emocionan con las luces bonitas,
las plazas de otro planeta
los pianos y las pistas.

Sé que ya las conocí hace tiempo.
Un par de siglos tal vez.
Por eso me resultó tan familiar
el brillo de sus ojos.

viernes, 5 de diciembre de 2008

hay quien me encuentra buscando a otra



hoy salí de trabajar con la nueva enfermera.
Fuimos juntas en el metro y no paraba de hablar de su boda.
Incluso me puso en el iPod la canción que bailará con su chico en mitad del salón.
Tenía que poner atención a la letra
porque sabía que después iba a preguntarme.
Es de ese tipo de personas que te examinan
para ver si las escuchas.

Y yo no podía concentrarme.
Lo único que hacía era pensar que me había dejado las gafas sobre el lavabo
y que hasta mañana por la tarde no iba a poder leer sin marearme.

Esta mañana me encontré por la Calle Carretas
a un antiguo compañero de trabajo.
Me hace ilusión volver a verlo.
Recordé cigarros a escondidas de mi jefe.
Al que por cierto (me ha dicho),
han despedido.

Qué cosas...

Mañana celebro una fiesta en mi casa.
Por la mañana tengo que comprar flores,
y sé que me voy a sentir un poco Mrs Dalloway.
Eso requiere una explicación larga.
Pero ya me estoy mareando,
mejor lo dejo para otro día que tenga gafas,
y ganas, y letras, y maneras bastantes para combinarlas.

Por cierto,
hoy volví a escuchar los latidos de un bebé
junto a la sala de ecografías.

Me tengo que quedar con los brillitos.
Hay veces que el mundo es demasiado mate.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Mi madre me llama mucho para decirme que me abrigue bien


me voy comiendo el postre de camino al metro
porque sigo sin acostumbrarme al horario de tarde,
aunque no haya tenido otro en mi vida,
ni siquiera en la facultad.

Se me echa el tiempo encima
después de ponerme el abrigo
y salgo pitando,
fruta en mano,
en busca de la linea amarilla.

Hay un kebab de unos ecuatorianos.
Eso siempre me ha hecho mucha gracia.
Pues bien, justo en la puerta del bar
se formó un remolino de hojas secas,
y yo que iba volando,
lo atravesé sin darme cuenta.
Me levantó el vestido
y me tapó la cara con la bufanda.
Fue una imagen de lo más ridícula. Lo reconozco.
Me fui riendo hasta el trabajo.
Y cuando llegué
y me quité el abrigo,
un par de hojas secas cayeron al suelo.

Sé que suena muy cursi.
Pero es que me pasó de verdad.
Y a mí me pareció una señal increíble
de que este otoño todo anda revuelto dentro mío,
y sin embargo,
me encanta.

Hoy a venido a casa D.
porque se quedó sin llaves y no tenía donde ir.
Ella está viviendo una etapa mucho más difícil.
Madrid empieza a marearla.
'Todo supone tanto esfuerzo' - me dice.

Y es verdad.
Agota.
Lo que pasa es que yo me enamoré mucho y muy bien
y tendrían que pasar muchas cosas feas
para dejar de querer a esta ciudad.